La agresión es un fenómeno que concita interés, y ha sido tematizado por diversas disciplinas. La opinión de que los seres humanos son innatamente agresivos goza de gran aceptación, no sólo en los medios populares, sino de parte de personas de alta reputación científica. Konrad Lorenz, el primordial cultor de los estudios del comportamiento animal, ha manifestado que la agresión humana procede de un trasfondo instintivo, y que es un caudal que se acumula debe ser esporádicamente desahogado. Irenäus Eibl-Eibesfeld, quien sigue las indicaciones de Lorenz, ha estudiado, en el contexto de la llamada “etología humana”, las formas de agresión y apaciguamiento en diversas culturas.Este trabajo se propone evaluar críticamente los argumentos de estos autores, y la posibilidad de proponer formas de abrogación o disminución de la conflictividad social. Para esto, se analizan el sentido de la “etología humana”, sus recursos argumentativos y la repercusión de sus corolarios en la elaboración de una serie de ideas o preconceptos acerca de la agresividad humana. La pregunta de investigación es, entonces la siguiente: ¿Es posible plantear formas de atenuación de la agresión al margen de los pronunciamientos acerca del carácter belicoso de la naturaleza humana?.